Desde hace mucho tiempo se viene planteando como una necesidad cambiar el estilo de vida de los seres humanos en beneficio del mundo en que vivimos. Muchas alternativas se han planteado, pero hoy en día surge una nueva posibilidad que realmente podría conseguirlo, se trata de los consumidores que quieren cambiar el mundo.
¿Quiénes son los consumidores de los que hablamos?
Se trata de una generación que está adquiriendo verdadera importancia en la actualidad por cuidar lo que compran y lo que consumen en función del efecto que eso genera en el mundo.
Esta tendencia de consumo consciente se ha puesto de manifiesto especialmente en los jóvenes, personas entre los 20 y 35 años que han sido denominadas como “millennials” porque han nacido entre el año 1985 y el año 2000.
Considerando este fenómeno social, parece ser que las constantes llamadas a la reflexión con respecto al cuidado del medio ambiente y a reducir el consumismo, han surtido efecto en ellos y esto ha generado toda una revolución en la oferta y la demanda de todo el comercio a nivel mundial.
¿Cómo se describen?
Este tipo de consumidores pone como prioridad las necesidades colectivas por encima de las individuales, y evalúa el efecto que tiene su compra antes de realizarla.
Por exagerado que esto pudiera parecer, en realidad está causando un efecto positivo a gran escala que ha servido para apoyar a las empresas pequeñas de las localidades frente a la alta competencia de sucursales grandes, a la vez que contribuye a la conservación del planeta.
A través de esta conciencia de consumo se busca evitar las malas conductas adquiridas por la sociedad en relación al hiperconsumismo, la desigualdad en las condiciones de trabajo y el daño que ocasiona la contaminación de las empresas al medio ambiente a través de acciones específicas que incluyen lo siguiente:
Este tipo de consumidores tienen la certeza de que pueden conseguir un efecto positivo a través de una compra responsable.
Ellos cuentan con una actitud que está vinculada a los valores morales, no es una moda.
Por encima de sus necesidades individuales está el impacto que generan sus consumos para el resto del mundo.
Comprar significa mucho más que la sola acción de adquirir algo y se lo toman muy en serio, no adquieren algo si realmente no lo necesitan.
Es un estilo de vida, sus decisiones de compra van acorde a sus principios y están convencidos de que con ellas pueden mejorar el mundo.
Se toman el tiempo necesario para revisar las etiquetas de los productos que adquieren con la finalidad de conocer cómo han sido elaborados, de dónde provienen y juzgar el efecto que tienen en el entorno natural y social.
Acuden a pequeñas tiendas cercanas a sus hogares antes de trasladarse hacia las grandes superficies comerciales en beneficio de los pequeños comerciantes locales.
Hacen uso del reciclaje, están a favor de las acciones en beneficio del medio ambiente y rechazan el consumismo irracional.
Por lo tanto, queda claro que este tipo de consumidores han hecho del acto de comprar una acción responsable que más allá de cubrir una necesidad personal e inmediata tiene efectos que involucran al entorno y la forma en que se desenvuelve la vida en el planeta, con la finalidad de causar un impacto positivo que pueda mejorar la calidad de vida de todos.
Haciendo frente a las dificultades
Cambiar el mundo no es una tarea fácil, incluso los consumidores conscientes se encuentran con ciertas dificultades que a veces les impiden cumplir sus convicciones.
A continuación, se hace referencia a algunas de ellas:
Carencia de información: un consumidor consciente que no conozca la existencia de una tienda cercana a su hogar se traslada a las grandes superficies que están más lejos para adquirir sus productos, no porque lo prefiera, sino porque desconoce la existencia de esa otra opción.
Precio: a veces el consumidor puede no estar totalmente de acuerdo con un producto, pero si está más accesible y no pueden costear otro terminan por adquirirlo. No obstante, la mayoría de ellos está dispuesto a pagar un pequeño sobreprecio por un producto moralmente más sostenible.
Accesibilidad: algunas personas acaban por comprar en las tiendas más cercanas a su localidad aunque los productos que ofrezcan no les satisfacen del todo por la dificultad de trasladarse a otra.
Prestigio: gran parte de los consumidores siente cierta desconfianza hacia las marcas desconocidas y acaban por comprar en las tradicionales a pesar de querer hacer una compra responsable.
Agentes de cambio
A pesar de las dificultades, la realidad es que este nuevo tipo de consumidores conscientes se han convertido en agentes de cambio y están causando un impacto positivo en el mundo.
Tanto es así que para cumplir con las exigencias de sus demandas muchas empresas han optado por unirse a las iniciativas ecológicas y han realizado cambios en sus actividades, y aunque la intención sigue siendo vender, esto está beneficiando de igual manera al planeta, por lo que este tipo de tendencias son las verdaderamente positivas y las que deberían tener continuidad.